Mencionada apenas en los Evangelios, la figura de Salomé atrajo ya desde la Edad Media la imaginación de los artistas figurativos. Sin embargo, fue sobre todo a partir del siglo XIX, y especialmente en el último cuarto de este siglo y el primero del XX, cuando alcanzó un lugar preeminente en el imaginario artístico moderno como figura en la que confluyen belleza y maldad, esplendor y lujuria, así como esa exacerbación de los sentidos cuya búsqueda es tan propia de la época.
Mencionada apenas en los Evangelios, la figura de Salomé atrajo ya desde la Edad Media la imaginación de los artistas figurativos. Sin embargo, fue sobre todo a partir del siglo XIX, y especialmente en el último cuarto de este siglo y el primero del XX, cuando alcanzó un lugar preeminente en el imaginario artístico moderno como figura en la que confluyen belleza y maldad, esplendor y lujuria, así como esa exacerbación de los sentidos cuya búsqueda es tan propia de la época. Escrita originalmente en francés en 1891 durante un larga estancia en París, Oscar Wilde aunó en Salomé la visión clásica transmitida por Flaubert en obras como «Salambó» o «Herodías» con la mirada decadente llena de oros bizantinos del pintor Gustave Moreau, para alumbrar una obra magnífica en la que laten la violencia y la sexualidad. En su prólogo, Mauro Armiño da cumplida cuenta de los múltiples antecedentes y peripecias de esta polémica obra a lo largo del tiempo. La presente edición se acompaña de los dibujos realizados para la edición inglesa (1894) por Aubrey Beardsley.
Traducción y prólogo de Mauro Armiño
Colección
Bibliotecas de autor
Código
3403393
I.S.B.N.
978-84-206-1075-7
Publicación
22/01/2013
Clasificación IBIC
DD
Formato
Papel
Páginas
144
Autor
Oscar Wilde
Oscar Wilde (1854-1900) es uno de los más famosos e importantes autores de la literatura británica. Entre sus obras cabe destacar relatos como El fantasma de Canterville o El gigante egoísta, obras de teatro como Salomé o El abanico de Lady Windermere. La publicación de El retrato de Dorian Gray escandalizó en su día a la mojigata sociedad victoriana.